Todo depende de la forma en el decir; de la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia.
La verdad debe ser dicha en cualquier situación, pero como se comunica es lo que puede provocar problemas.
La verdad puede compararse como una perla preciosa. Si es lanzada contra el rostro de alguien, lo herirá, pero si la envolvemos como regalo y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado. (Salmo 37:30)
sábado, 3 de enero de 2015
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