"Su misericordia podría parecer tardada, pero es segura. Nosotros somos los apresurados, porque somos motivados por el deseo, y acelerados por el anhelo.
El Señor nunca se adelanta; el Señor nunca se atrasa. Ninguna de Sus Promesas fallará. Ninguna de Sus Promesas se perderá en el silencio.
Su Palabra es viva, vigente, y cumplirá con el propósito por la que fue enviada, en el tiempo determinado." (Habacuc 2:3)
domingo, 9 de noviembre de 2014
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