No hay quien triunfe sin que se levanten enemigos.
En la Biblia , ni bien ves un ungido, ves a su enemigo. Lot y los reyes de aquellas ciudades eran un problema para Abraham. David tuvo de enemigo a su padre, su jefe, su esposa, sus hermanos. Ni bien brilló la estrella sobre Jesús, Heródes quería matarlo...
Ni bien se levanta sobre tu vida una unción, habrá enemigos, pero también habrá alguien que va a bendecirte. (Salmo 91)
jueves, 11 de septiembre de 2014
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